Nadie me dijo que emprender era fácil, nadie me dijo que tal vez iba a ser un proceso muy agotador, nadie me dijo que iba a sufrir también de burnout, sin embargo, nadie me dijo que me iba a sentir tan feliz.

Conversando con unas amigas emprendedoras, hablábamos de lo complicado y a la vez hermoso que es ser «nuestra propia jefa» en nuestro emprendimiento. Por ejemplo, uno puede decidir sus momentos de descanso, cuándo sacar o no vacaciones, seleccionar a sus proveedores, lograr contratar y evaluar a colaboradores; así como crear las estrategias de venta y de mercado para la empresa; sin embargo, lo complicado de emprender es hacer todo lo anterior más lo que surja en el camino, como la cantidad de trabajos que aceptes, la contabilidad del negocio, los trámites, el manejo de las redes sociales que te demanda un extremo servicio al cliente las 24 horas… y como si fuera poco, el uso del whatsApp… de donde no puedes huir.

“Olvídate de la vía rápida. Si realmente quieres volar, simplemente aprovecha el poder de tu pasión”

Muchas veces he tenido cargo de conciencia de tomarme mis vacaciones. A veces pienso que si las tomo, mis clientes desaparecerán, o se frustrarán porque no les contesto.

El año pasado mi esposo y yo decidimos salir de vacaciones, a todos mis clientes de ese momento les envié un correo comentándoles que no iba a estar en un periodo importante, ellos comprendieron perfectamente. Logré la maratón de dejar todo listo la semana previa a mi viaje, postee en Instagram y en Facebook que me iba de vacaciones; todo iba perfecto hasta que una persona que no era mi cliente, me escribió al Face alegando que yo era demasiado irresponsable al irme de vacaciones… La respuesta automática fue mi salvación, pues después de recibirla la persona escribió OK y no volvió nunca más.

Ese comentario me frustró mucho, porque por más que traté de hacer mi papel de Keylor Navas atajando todos los trabajos la semana previa y posteando en redes mis merecidas vacaciones, una persona se molestó porque no le contesté rápido… y ¿cómo le iba a contestar si estaba viajando 16 horas en un avión?

Después de mucho pensarlo, llegué a la conclusión que emprender mi propio negocio requiere mucha responsabilidad, pero también, requiere que de vez en cuando nos pongamos todo el aceite del mundo para que nos «resbalen» situaciones que no tienen importancia.

Si bien es cierto, el hecho de emprender desgasta bastante, pero las alegrías son mayores. El ver una idea hecha realidad es demasiado chiva. El saber que te estás esforzando al máximo para que tu cliente tenga un producto de calidad es hermoso, y cuando recibes una sonrisa de ellos al ver el producto final, ¡es demasiado!

“En la vida no hay nada que temer, sólo hay que entender»  Marie Curie

En mi taller de Almas Emprendodoras conversamos mucho del tema, y hablando con varias clientas concluíamos que a veces nos enfocamos en resolver absolutamente todo, desde la mensajería hasta el manejo constante de las redes sociales. Este es un proceso muy agotador y hay que ver hasta qué punto debemos de solicitar ayuda.

Es bueno dedicar al menos 1 día al mes en analizar nuestros procesos de trabajo e indicadores. Al hacer ese análisis me di cuenta de varios aspectos que debo de mejorar y de hecho ya logré eliminar uno de ellos. Yo perdía mucho tiempo en ir a dejar entregas, creía que ir  yo (personalmente) a entregarle el producto a mi cliente era lo mejor, pero no tomaba en cuenta las horas, si las horas, que me demandaba esa misión. Ahora, la mayoría de mis productos viajan con Correos de Costa Rica y en casos VIP con el mensajero motorizado de mi confianza Dani.

Es bueno analizar en qué estás invirtiendo tu valioso tiempo, esto nos puede ayudar a ser más efectivas. Supongamos que tu fuerte no es la creatividad y aún así vendes, imaginate ahora contando con un profesional que te solucione ciertas gráficas; o bien, un contador que te ayude a analizar en qué se te va el dinero o en qué no estás invirtiendo. Sé que todos eso implica un costo, pero con un manejo adecuado de nuestras finanzas podemos lograr diluirlo anualmente en nuestros balances.

Espero que estas palabras te ayuden a analizar y si estás perdiendo el apetito de emprender, revisa qué te está sucediendo, reinvéntate y sobre todo busca a personas que tengan la luz y  las fuerzas necesarias para apoyarte. Somos muchas las personas que estamos como vos y entre todas nos podemos ayudar. ¡La colaboración es el nuevo mercadeo! ¡Poder femenino on!

Lau 🙂

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